11/17/2010

Placer...

El día era muy distinto a la noche. La noche era mía y de mis drugos y de todo el resto de los nadsat, y de los starrios burgueses agazapados entre cuatro paredes, absorbiendo los glupos programas mundiales; pero el día era para los starrios y demasiada luz, asi que fui a la disqueria por unos discos... Entre en el negocio y los únicos clientes eran dos jóvenes ptitsas que sorbían helados y revisaban, parecía, los nuevos discos pop y todo el resto de esa cala. Las dos ptitsas tenian sobre 20 años, y parecía que también ellas como yo, habían decidido tomarse el día libre. Era evidente que ya se consideraban verdaderas débochcas crecidas; vaya con el meneo de las caderas cuando vieron a Vuestro Fiel Narrador, hermanos, y los grudos acolchados y el rojo desparramado en las gubas. Fui al mostrador, abordando con la sonrisa cortés de los subos al viejo Andy que atendía. Andy me dijo:
-Aja, creo que sé lo que usted quiere. Buenas noticias, buenas noticias, ya llegó. -Y moviendo las rucas como un eminente director se fue a buscarlos. Las dos ptitsas jóvenes soltaron unas risitas, como hacen a esa edad, y yo les clavé un malenco los glasos fríos. Andy regreso realmente scorro, agitando la gran cubierta blanca y brillante de la Novena, que mostraba, hermanos, el litso adusto y fruncido como golpeado por un rayo del propio Ludwing van. -Aqui esta -Dijo Andy - . ¿Lo probamos? - Pero yo quería llevármelo a casa para slusarlo odinoco en mi estéreo, y sentía una prisa infernal. Saque el dengo para pagar, y una de las pequeñas ptitsas me dijo:
-¿Qué conseguiste bratito?¿Algo grande para ti solo?. -Estas débochcas jovencitas tenian su propio modo de gorborar. -¿El Paraíso Diecisiete?¿Luke Sterne?¿Goggl y Gogol? -Y las dos largaron esas risitas, meneándose y balanceándose. Entonces se me ocurrió una idea, y la angustia y el éxtasis casi me voltean, oh hermanos míos, de modo que durante unos segundos no pude respirar. Reaccioné, y les dije mostrando los subos blancos y brillantes:
-¿Qué tienen en casa, hermanitas, para oír esos gorgoritos peludos? -Porque ya había visto que los discos que estaban comprando eran esas vesches pop para chicos. -Apuesto a que lo único que tienen son esos juguetes portátiles como vitrolas de picnic. -Al oír esto las ptitsas fruncieron las boquitas. -Vengan con papá -Les dije -,y escuchen como es debido. Las trompetas de los ángeles y los trombones del infierno. Están invitadas. -Y les di una especie de reverencia...
Hermanos, no necesito describir lo que hicimos esa tarde, pues todos pueden imaginarlo fácilmente. Las dos fueron desplatiadas en un instante, mientras smecaban como locas, y les parecía que la diversión más bolche era videar al viejo papá Jorge Andres todo nago y erecto, empuñando la hipodérmica como un doctor desnudo, y aplicándose en la ruca el viejo pinchazo de secreción del gato montes. Entonces saque de su funda la hermosa Novena, de modo que ahora Ludwig van también estaba nago, y aplique la aguja silbante en el ultimo movimiento, que era puro éxtasis. Y ahi estaban las cuerdas del contrabajo goborando al resto de la orquesta desde debajo de mi cama, y luego la golosa de hombre entrando y proclamando alegría, y la frase hermosa y extática acerca de la Alegría que era una chispa gloriosa brotada del cielo, y entonces sentí los viejos tigres que brincaban en mí, y me arrojé sobre las dos jóvenes ptitsas. Oh hermanos míos y únicos amigos...


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